Artículo de Xoán M. Carreira para MUNDO CLÁSICO.COM
La Banda Sinfónica Portuguesa es una agrupación de medio centenar de músicos, incluyendo un arpa y un único contrabajo, a punto de cumplir sus primeros veinte años de existencia (su primer concierto fue el 1 de enero de
2005). En estas dos décadas ha desarrollado una intensa actividad de conciertos, giras, y fonográfica, así como de difusión de los compositores portugueses, incluyendo numerosos encargos.
Tiene también una amplia actividad pedagógica, que incluye desde 2027 el festival BSP Júnior en el que han participado cientos de instrumentistas jóvenes, cursos de dirección de orquesta y banda (con 25 ediciones ya), y masterclasses de diferentes instrumentos.
A Casa da Música de Porto acoge en torno a media docena de conciertos de la Banda Sinfónica Portuguesa en cada temporada y la espléndida acústica de la Sala Suggia permite disfrutar de la clara sonoridad de la BSP de un modo envidiable para muchas bandas de música ibéricas.
Y en esta ocasión, el programa era un desafío para cualquier agrupación. George Gershwines uno de los mayores armonistas del siglo XX y su música exige de los intérpretes una transparencia, una precisión y un equilibrio tímbrico perfectos, como los que demostró la BSP, dirigida en esta ocasión por el experimentado José Rafael Pascual Vilaplana (Muro, Alicante, España, 1971), su maestro principal invitado.
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